Hablar desde el corazón
El año pasado comencé con mi aventura como alumna y profesora de español en la Universidad Católica de América. Con el corazón lleno de emoción y la cabeza llena de nuevas ideas me aventuré a entrar a mi salón de clases para ver 25 pares de ojos observando cada uno de mis movimientos. Por algunos años me dediqué a bailar ballet, a enseñar danza, y estaba acostumbrada a que cada movimiento fuera imitado, fuera escrupulosamente analizado; sin embargo, esta experiencia era nueva. En frente de mí tenía la oportunidad de abrir horizontes, de forjar líderes, de generar curiosidad intelectual, de compartir mi cultura, mis tradiciones, mis creencias, mis ideas.
Durante mi formación académica he admirado a muchos de mis profesores. Grandes pensadores y aún mejores personas, llenos de pasión por su especialidad. En ese mismo instante descubrí que yo estaba en la misma situación, tenía la oportunidad de desbordar mi pasión por los idiomas, por el arte, por la cultura. Tenía enfrente la opción de analizar las diversas versiones del mundo y de compartirlas y aprender con mis alumnos. Era una aventura, que inclusive el día de hoy, estoy dispuesta a seguir.
Después de los 50 minutos de clase salí corriendo por un café, necesitaba un respiro; sentía el corazón latiéndome a mil por hora. Esa noche me pregunté, ¿cómo puedo hacer una diferencia en la vida de mis alumnos?, ¿cómo puedo ser una buena profesora?, ¿cómo podemos aprender mis alumnos y yo en conjunto? Gracias a la guía de la Dra. Kassen y de mis colegas, he podido descubrir cómo ser mi mejor versión, tanto de mí misma, como profesora.
Crear comunidad es fundamental. La Universidad Católica es como una gran familia, su tamaño mediano, sus clases personalizadas permiten el acercamiento de profesores, alumnos y personal universitario. El mejor ejemplo que puedo darle a mis alumnos soy yo misma. Si yo sigo mis propias reglas, comparto mi fe, los involucro en mis actividades (y me involucro en las suyas), promuevo el servicio y la búsqueda de la verdad, puedo exigir lo mismo.
La visita del Papa Francisco ha servido como una gran mancuerna para generar comunidad. La comunidad de la CUA está dispuesta a servir, a actuar, a aprender y a rezar para recibir a nuestro Santo Padre.
El Papa Francisco, nativo del idioma español, ha destacado que cuando quiere hablar desde el corazón lo hace en español. Con base en ese pensamiento, e impulsada por poner en práctica los conocimientos de español de mis alumnos, hemos escrito nuestra Promesa al Papa Francisco para darle la bienvenida a nuestro hermoso campus. La idea era simple, hablarle al Papa Francisco desde el corazón en su idioma para expresar nuestro compromiso y formar parte de nuestra comunidad. El resultado, sin embargo, fue extraordinario. Mis 36 alumnos escribieron su compromiso y lo compartieron con sus compañeros y conmigo. Fue una experiencia conmovedora y única, que me recordó que cuando las cosas se hacen desde el corazón, con fe y con pasión tocan nuestra alma.
Hoy, no puedo sentirme más orgullosa y emocionada por compartir esta experiencia con mis alumnos, por formar parte de la comunidad de la Universidad Católica de América y por tener la oportunidad de recibir con el corazón al Papa Francisco.
– Patricia G. Díaz Suzarte es alumna de la Maestría en Literatura Hispanas y Culturas y profesora de español 104.
